La renovación de Kylian Mbappé por el Paris Saint Germain está por desencadenar un huracán en el vestuario parisino. El club francés ha apostado todo al rojo, al rojo de Kylian, para así lograr voltear los deseos de la infancia que tenía el delantero, los de vestir el blanco del Real Madrid. Las negociaciones dieron un giro importante cuando el PSG comenzó a ofrecer concesiones al jugador, empezando por lo económico y los derechos de imagen y trascendiendo hasta a la dirección deportiva. Con Leonardo fuera, el siguiente debe ser Neymar.
Entre las muchas promesas que realizó Nasser Al Khelaifi a Mbappé para acabar convenciéndole estaba el aspecto deportivo. Decía el propio jugador durante la rueda de prensa de su renovación que habían conversado mucho sobre el plano deportivo, de la importancia de afrancesar el equipo. La primera víctima ya se tomó con la destitución de Leonardo, muy de la cuerda del sector sudamericano del vestuario parisino. El siguiente, por deseo de Mbappé, es Neymar.
Una de las pretensiones que tenía Mbappé para continuar en París giraba en torno a la planificación deportiva. Tanto el francés como el resto de aficionados parisinos han comprado como en estos últimos años, los diferentes proyectos han sido un fiasco tras otro. Fichar con la billetera por delante ha traído al Parque de los Príncipes a multitud de nombres, entre ellos el propio Mbappé o Neymar y Leo Messi. Bajo la dirección deportiva de Leonardo el equipo abrió más si cabe su brecha entre el núcleo nacional francés y el sector sudamericano. Dos sectores muy definidos y casi enfrentados dentro del vestuario.
Mbappé quiere que el PSG se afrancese más aún, era uno de sus puntos claves para seguir adelante con las negociaciones que acabaron con su renovación. Uno de los pasos al frente que pedía era en torno a Neymar. El francés ve en el brasileño un futbolista venido a menos, centrado más en lo ajeno al fútbol que en el propio club, que tiende a las lesiones y que acumula un amplio historial de problemas de disciplina. Además, deportivamente se pisa en una posición que también acostumbra Mbappé cuando no es él la referencia, el extremo diestro.
Cambios y más cambios
Por todo esto Mbappé pedía al PSG un esfuerzo por un cambio generacional importante esta próxima temporada. La salida de Neymar más la marcha de algún que otro veterano pueden significar aires de renovación en la plantilla para comenzar un proyecto diferente, en el que él sea el epicentro y rodeado de figuras de pedigrí nacional por encima de todo. En esa ecuación no está Neymar.
El PSG, en un intento desesperado por retener al francés ante el interés del Real Madrid, ha aceptado todas y cada una de las exigencias que ha ido poniendo encima de la mesa Mbappé. Tanto en el aspecto económico, donde será el jugador mejor pagado del mundo y que sus más allegados se verán beneficiados por primas astronómicas, como en el plano deportivo, que va más allá del vestuario con el caso Neymar y ya ha alcanzado al Leonardo, la primera víctima de un Mbappé que gana mucho poder en París.
«Yo no voy a tomar decisiones deportivas en el Paris Saint Germain ni le voy a quitar el brazalete de capitán a Marquinhos», aseguraba en la rueda de prensa en la que anunciaban su renovación tanto él como Al Khelaifi, donde ha apelado a su sentimiento francés: «El lado sentimental ha pesado mucho. Al final soy francés y estoy jugando en mi ciudad. Quiero que todo el mundo me entienda. Voy a hacer todo lo posible para que hagamos historia con el Paris Saint Germain.